Estos ensayos, con excepción de uno, abarcan un periodo bien definido que coincide poco mas o menos con el día de la guerra. La llegada del autor a México por el mes de septiembre de 1939 cuando la guerra estallaba, no de mucho después es el primer ensayo y el último, del año mismo de la paz. Por eso el autor a podido enmarcarlos todos, como en un paréntesis, con dos discursos de circunstancias, las de entonces, que son las que prestan la unidad nada convencional a un pensamiento que en sus empeños más altos, no quiere perder el contacto con la tierra viva, con el tiempo. No significa, pues, ninguna reserva mental o arrumbamiento vergonzante de una época superada