En el proemio de esta obra Alfonso Reyes escribe: “También yo he pagado mi tributo al arte de cocina y bodega: ya un poema sobre la confitería de Toledo, o una rápida alusión a las sevillanas y murillescas yemas de San Leandro […] y hasta he dejado noticia de mis andanzas en busca de caracoles borgoñones y de trufas perigordinas […]”.
Esta pequeña curiosidad en la prosa de Reyes, nos remite al intelectual juguetón, sibarita, al que no se le escapaba nada del mundo tanto intelectual como material. El goce de los placeres de la mesa en la escritura de Alfonso Reyes muestra su curiosidad sin límites y sin “empachos”.
Con dibujos de Elvira Gascón.
Alfonso Reyes