En su ya clásica obra, La vision des vaincus (1971), Nathan Wachtel muestra los efectos de la invasión europea en las sociedades indígenas de Perú durante la primera fase del período colonial desde una perspectiva que rompe con el tradicional eurocentrismo de la historiografía occidental. Este enfoque global es el que aplica en sus trabajos posteriores, entre los que se cuenta la presente obra. Resultado de su participación en investigaciones antropológicas en el altiplano andino, el encuentro del autor con el pueblo chipaya le permitió un acercamiento que hasta entonces se había limitado a archivos silenciosos y polvorientos. Asimismo, le ofreció la oportunidad de vincular la historia y la antropología, para ahondar en el problema de la aculturación. Los chipayas, despreciados por sus vecinos aymaras “por considerarlos primitivos”, se cuentan entre los últimos sobrevivientes de los indios urus que, en el siglo XVI, constituían un cuarto de la población del altiplano andino, hoy reducidos a cuatro o cinco grupos aislados que apenas suman unas 2000 personas. El regreso de los antepasados busca demostrar cómo este reducido grupo indígena ha logrado preservar su identidad a pesar de las experiencias que lo diezmaron. El alcance de esta investigación rebasa con mucho el marco antropológico y estructural que constituye la esencia de la primera parte. Su verdadero propósito es explicar, mediante una historia regresiva, cómo y por qué la singularidad chipaya ha resistido un proceso de erosión que comenzó mucho antes de la llegada de los españoles.
Nathan Wachtel