El segundo tomo del Diario de Alfonso Reyes inicia en 1927 en París y concluye en 1930 en el barco que lo llevó a Rio de Janeiro como embajador de México. En estas páginas sobresale la fervorosa amistad entre escritores que, al desfilar por el Diario, va desplegando su devoción por la poesía, sin la cual Reyes no sabría respirar, como afirma Adolfo Castañón.
Alfonso Reyes