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Hay existencias
Confesar y comulgar, cuando menos una vez al año por Pascua Florida, era el deber más visible y, por tanto, más exigible en el orden eclesiástico de la sociedad novohispana. Durante la cuaresma, el cura debía cerciorarse de que sus feligreses en uso de razón (mayores de 10 años) habían cumplido con el precepto pascual. Recorría el territorio de su parroquia exigiendo, casa por casa, la “cédula de confesión”, que acreditaba la salud del alma. Siguiendo a los curas del Sagrario de la Catedral Metropolitana, la autora estudia padrones de confesión de los años 1670 a 1825.
Claudia Ferreira Ascencio