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Hay existencias
La cooperación internacional para el desarrollo es un campo político fundamental de las relaciones internacionales, “campo político” porque su relevancia no es principalmente económica o financiera: se gasta menos en “ayuda” exterior y en cooperación multilateral de lo que se gasta en armas y guerras, drogas ilícitas, inversiones en bolsa o en los paraísos fiscales. De hecho, la cooperación internacional para el desarrollo desempeña la función de amortiguador de las tensiones internacionales e integra diversos procesos de reconstrucción del orden mundial. Después de 1945 fueron establecidas muchas instituciones nacionales y multilaterales: agencias bilaterales [usaid, jica, etc.], bancos de desarrollo [el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo] y agencias de las Naciones Unidas, como parte de una competición Este-Oeste exacerbada por las luchas anticoloniales. Al final de la Guerra Fría, la cooperación internacional para el desarrollo alimentó esperanzas de que los “dividendos de la paz” beneficiarían el desarrollo de los países africanos, latinoamericanos, asiáticos y de Europa del Este. Al alba del siglo xxi, la cooperación internacional para el desarrollo vuelve a ser central en la reconfiguración del orden mundial, ya que las potencias emergentes, sobre todo China, utilizan estratégicamente esta herramienta de política exterior, al mismo tiempo que reivindican cambios en los patrones de las relaciones entre países desarrollados de Occidente y países en desarrollo del “Sur geopolítico”.