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(DISTRIBUIDO POR EL COLEGIO DE MÉXICO, A.C.)
El asesinato del presidente Madero y la llegada de Huerta al poder en 1913 provocaron la movilización de los antiguos rebeldes que habían combatido a Porfirio Díaz, junto con la indignada reacción de las autoridades maderistas del norte de México. Más que vengar a Madero, su lucha fue por proteger los cambios alcanzados con la destrucción del viejo régimen, y para oponerse a un gobierno dominado por los porfiristas, apoyado en un poderoso Ejército Federal y favorable a las clases altas.
En 1913-1914: de Guadalupe a Teoloyucan, Javier Garciadiego relata la lucha de aquellos revolucionarios desde su primer frente en Coahuila, donde se firmó el Plan de Guadalupe con el objetivo de restaurar la legalidad. El movimiento, no exento de dificultades y desavenencias, partió del liderazgo de Venustiano Carranza en la organización de tres grandes cuerpos militares comandados por lo generales Obregón, Villa y González, y concluyó con la derrota del huertismo y la entrega de la capital de Teoloyucan, en agosto de 1914.
En el estudio de esta etapa de nuestra historia es de ponderarse que el constitucionalismo originó un proceso de alianzas y compromisos entre los rebeldes norteños, las clases medias y los sectores populares en donde se encuentra el origen del estado mexicano posrevolucionario.
Javier Garciadiego