“Una de las funciones de la comunidad académica es poner su conocimiento especializado para que opere como un radar social, es decir, para que detecte e identifique en el horizonte —de preferencia a buen tiempo— la naturaleza de hechos o procesos que, de continuar en la trayectoria que llevan, pueden tener un efecto significativo —positivo o negativo— en partes o en el todo de la estructura social. Siguiendo con el símil, ese radar debe identificar de manera más o menos precisa la especificidad del fenómeno que se le asignó escrutar, pero la responsabilidad de tomar en cuenta los datos, para luego tomar decisiones y actuar, no es del académico sino de quienes tienen el control de los aparatos de gobierno y de las organizaciones de la sociedad civil.”
Miguel Basañez
Mauricio de María y Campos
Lorenzo Meyer