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Hay existencias
La ciudad de México fue y es todavía una ciudad de trabajadores, aunque de muy variado tipo. Tejedores, sastres y carpinteros eran los oficios dominantes hacia finales de la época colonial, en tanto que zapateros y pintores cobraron importancia a mediados del siglo antepasado, y los albañiles ganaron terreno durante el Porfiriato, cuando las fronteras sociales le señaló el acceso a los servicios que la modernización tecnológica puso a disposición de las clases pudientes. A un mercado laboral conformado por pequeños talleres, comercios, servicios, actividades agropecuarias y trabajo callejero, se agregaron nuevos empleos en el siglo XX. Poseer antecedentes revolucionarios en el bando correcto fueron una recomendación segura para quienes querían ganarse la vida en el servicio público, pero la asistencia a las concentraciones políticas era la que en realidad permitía conservarlo. En actividades reservadas a los niños y jóvenes trabajadores las condiciones laborales eran bastante precarias. Retratados por el cine, se les endosó la onerosa responsabilidad de sacar adelante la familia. Estas ocho aproximaciones a la ciudad capital y sus trabajadores las reunimos en homenaje a clara E. Lida, formadora de varias generaciones de estudiantes en el campo de la historia social, quien ha dictado una cátedra ejemplar por su claridad y erudición.
Carlos Illades
Mario Barbosa (Coords.)
Vanesa E. Teitelbaum
Florencia Gutiérrez
Fausta Gantús
Ernesto Aréchiga Córdoba
Rodrigo Meneses
María Dolores Lorenzo Río
Alicia Gil Lázaro
Susana Sosenski