En este libro, el autor hace aparecer a la ciudad como un ser odioso e infecto que va a ser asaltado y destruido por las fuerzas vivificantes que emanan del cielo. La ciudad es entonces símbolo de muerte espiritual (donde es imposible soñar), en una visión dantesca que transforma en antro infernal amenazado por esa fuerza redentora de origen celestial.
Manuel Durán